domingo, 23 de febrero de 2020

BOCHORNOSO OSASUNA - GRANADA 23-II-2020

¡Peligro, atención, alarma! Osasuna cae derrotado en la jornada vigesimoquinta de la liga Santander por 0-3 ante el Granada C. F. de manera vergonzosa. Los rojillos no han sabido dar un palo al agua a lo largo de los noventa minutos. Uno de los partidos, si no el peor, más erráticos que se han visto en el Sádar desde hace mucho tiempo. Los 14.866 espectadores han asistido a un encuentro vacío del todo en cualquiera de los sentidos, salvo para el conjunto visitante claro está. Hoy nada ha funcionado para los nuestros, ni en jugadas colectivas o personales, a balón parado o en jugadas revisadas por el VAR. Sólo ha existido un equipo sobre el césped, el andaluz, porque el navarro sólo lucía el rojo de la camiseta. Lo dicho, decepción en grado mayúsculo.

Todo empezó mal y acabó peor. La alineación de Osasuna sólo trajo como novedad la presencia de Róber Ibáñez por Roberto Torres, pero como si nada. Comenzó el partido con el error de Aridane Hernández a los cuatro minutos; el defensa central erró en su pase al centro del campo rojillo posibilitando que Roberto Soldado cogiera el balón, habilitara a Darwin Machís quien disparó al primer palo marcando el primero de la mañana. Fue un regalo, pero lo peor fue que hubo dos más. Previo al segundo tanto nazarí, el VAR anuló bien un gol de Enric Gallego. El segundo tanto fue obra de nuevo de Machís, quien recibió un balón desde el centro del campo ganando la espalda a Aridane. Cruzó el balón lo justo para que Herrera no lo detuviese y el VAR confirmó su posición correcta. 
Así las cosas, Osasuna se vio desarbolado por unas circunstancias desconocidas hasta entonces. Hacía mucho que no ocurría algo así en el Sádar. Los osasunistas del graderío trataron de remediar tal desaguisado, pero sus ánimos no se tradujeron en una mejoría en el juego de los jugadores de Yagoba Arrasate. Para más inri, llegó el tercero en una buena combinación del Granada que hizo posible que Foulquier marcase metiendo el esférico por debajo de las piernas de Sergio Herrera. En esta ocasión, quizá David García debiera haber sido más incisivo ante su oponente para evitar jugar cerca del área. En suma, un cúmulo de desporpósitos para engendrar horror y desconcierto total entre la filas navarras. Se llegó al descanso y gracias visto lo visto.

La reanudación no dio nuevas y mejores sensaciones. El míster Arrasate no introdujo cambios respecto al once inicial. Lo cual no deja de ser sorprendente ya que un tres a cero en tu contra es como para dar un giro de cientochenta grados, pero éste nunca se produjo. Hasta pasados doce minutos no entraron Fran Mérida y José Arnáiz por Róber Ibáñez e Íñigo Pérez. Poco cambiaron las cosas. Más tarde entró Adrián López por Rubén García.
Como se dijo, nada cambió y todo siguió con el guión de la primera mitad. Osasuna lo intentaba con más voluntad que cabeza; el Granada estuvo muchísimo mejor plantado en el campo y contenía excelentemente. Incluso llegó a marcar un gol anulado merced a las aguas de la zaga navarra. El portero granadino apenas tuvo trabajo, tan sólo en los últimos cinco minutos (descuento incluído) se vieron ocasiones para marcar, pero ni Fran Mérida, ni Enric Gallego ni Nacho Vidal consiguieron hacer diana en ocasiones que tampoco fueron manifiestamente de gol.

El partido fue un verdadero coñazo por parte de Osasuna. El público aguantó hasta el final pero algunos espectadores salieron minutos antes del pitido final. Hoy se han regalado tres puntos tras una flamante victoria la jornada pasada. ¿Qué ocurre? ¿Por qué se ha jugado tan mal? ¿Falló el planteamiento? Son preguntas que muchos aficionados se hacen. Los errores defensivos han costado carísimos. Aridane puede que se siente en el banquillo el siguiente partido (Unai García está listo). Fran Mérida debería volver por sus fueros creando juego, algo que hoy no ha existido. Hay que mejorar la concentración y salir enchufados desde el primer segundo de partido. No es tanto que el Granada de Diego Martínez nos haya ganado, sino que Osasuna ha perdido el encuentro por deméritos propios. De este modo, no se pueden ganar partidos. Hay que cambiar el chip y el entrenador debe dar un toque de atención. Este es el momento.

El desaguisado ha sido tal que la conclusión es clara: Osasuna ha jugado contra sí mismo. Era un no saber y ni por qué no se sabía. Sobraron prisas, patadones al balón a ninguna parte, malos centros al área e imprecisiones en el pase corto. Así, Osasuna vuelve a la zona peligrosa de la tabla ya que algunos de sus más directos rivales han puntuado. Celta y Levante han ganado sus respectivos partidos y condenan a Osasuna a mirar hacia abajo en vez de arriba. Quedan partidos más complicados que el de hoy (Atlético, Sevilla, Real Sociedad, Barcelona, entre otros) y se ha perdido una gran oportunidad para afianzarse en posiciones más cómodas.
No se esperaba jugar tan mal de como se ha hecho. En efecto, ni los mismos jugadores podían creerse la actuación que han cuajado en la soleada mañana de este domingo. El sol ha abrasado a los osasunistas derritiéndolos de modo inapelable. La incertidumbre vuelve a sondear a los navarros con esta derrota. Con todo, hay esperanza porque hay vida. A eso hay que aferrarse porque no cabe otra. Todo queda a la expectativa pero así noooooo. Valar morghulis.
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domingo, 16 de febrero de 2020

GLORIOSO BILBAO - OSASUNA 16-II-2020

San Fermín venció a San Mamés. Como debía ser. La vigesimocuarta jornada de la liga Santander concluye con una apoteósica victoria del C. A. Osasuna ante el Bilbao por 0-1. El triunfo supone resarcirse de la no victoria en el Sádar en la primera vuelta. Asimismo, los tres puntos sumados permiten mantener la distancia respecto a la zona caliente de la tabla. Esto último es algo sumamente importante dado que los tres colistas han sumado en el día presente, lo cual podía complicar sobremanera el panorama para los navarros. Se ha ganado con aguante, sufrimiento, tesón y suerte; no se ha jugado bien, pero tampoco mal del todo a la vista del cuadro previo al encuentro.

En efecto, Osasuna llegaba a Bilbao con más de un contratiempo. Las ausencias por lesión o convalecencia de José Arnáiz o Rubén García (añadiéndose a las bajas de Kike Barja y el Chimy Ávila) no auguraban un buen pronóstico para los rojillos en un escenario tremendamente complicado. El conjunto local nos tenía ganas y lo ha demostrado a lo largo del partido; ha dominado el juego y los espacios durante la mayor parte del tiempo hasta hacer pensar que los rojillos sucumbirían ante el vendaval de los leoninos. No ha sido así ya que, una vez más, se ha cumplido aquello de que no siempre el mejor gana. La superioridad rojiblanca no ha podido con el planteamiento férreo y serio de los navarros. Por otro lado, también se debe reconocer que la suerte nos ha acompañado para llevarnos los puntos a Pamplona.

De entrada, Yagoba Arrasate tiró de algunas novedades como Roncaglia, Enric Gallego, Íñigo Pérez y Adrián López. Salvo Pérez, el resto ha tenido una actuación discreta o mediocre. Especialmente, los delanteros han estado desaperecidos en la punta. Del lado bilbaíno, el equipo vizcaíno se hacía dueño y señor de todas las líneas salvo la portería de Herrera, verdadero baluarte que numantinamente ha aguantado la feroz embestida leonina. Lo más destacado del cuadro pamplonés -además del gol- fue un tiro a puerta que se fue a las nubes. Hay que ser honestos con las estadísticas (p. ej. ni un sólo córner para los nuestros) y en este sentido el Bilbao ha ganado la partida, pero no el partido. 

Paradójicamente, cuanto más oscuro estaba Osasuna, una jugada aislada en el minuto veintinueve de partido ha terminado en el gol de Oier. Botando una falta al lado izquierdo del área bilbaína, Unai García centró de cabeza la pelota al punto de penalti donde Brasanac lanzó un testarazo que despejó Unai Simón; el rechace cayó en el capi Oier quien mandó el esférico al fondo de las mallas. Giro de 180º en el marcador porque ni los más optimistas podían prever que Osasuna se pusiese por delante. 

El gol hizo que los bilbaínos aumentaran la velocidad de su juego pero también que les acompañaran las prisas, siempre malas consejeras. Se precipitaron en demasía mientras la zaga rojilla contenía bien las estiradas rojiblancas. Se llegó así al descanso, pero manteniendo los locales sus opciones en alto pues demostraron ser un equipo serio como para hacérselas pasar canutas a sus oponentes.

Así fue. El segundo tiempo fue un acoso y derribo -futbolísticamente hablando- contra Osasuna, pero éste supo mantener sus murallas intactas. Con todo, los leoninos pudieron empatar hasta en cuatro ocasiones pero los palos (dos veces) y Sergio Herrera (en otras dos) lo impidieron. De poco le sirvió a Gaizka Garitano sacar su artillería pesada con el veterano Adúriz. Del lado rojillo, salieron Roberto Torres, David García y Fran Mérida para frenar al rival. Ya en el último minuto San Fermín obró el milagro; salvó a los valerosos osasunistas del cabezazo de Adúriz al tocar el balón lo suficiente con su capotico como para estrellarlo en el palo. Sólo los navarros fueron capaces de ver la imagen de su venerado copatrono, mientras los vizcaínos lo achacaban a supuestas 'sorginak'. Así son las cosas, se quiera o no.

La conclusión del encuentro es nítida. Osasuna reconduce su trayectoria tras dos derrotas consecutivas, gana en moral pero supeditada a lo que haga dentro de siete días, se aleja de los puestos de descenso y mantiene distancia con los últimos de la tabla. Pero lo más importante es lo de hoy. El triunfo en Bilbao y contra el Bilbao supone restituir a los navarros con justicia lo que el contrincante se llevó del Sádar. Así es. Los osasunistas sabemos lo que significa ganar a tu más directo rival en su propio feudo. Hoy se ha ganado con justicia y suerte; frente a un equipo más hecho se ha sacado el partido a base de casta, sufrimiento, garra, fuerza y Fe. 

A cada minuto que pasaba, la victoria se esclarecía como sol irradiando sobre el amplio mar que baña la costa de la Bella Easo. De la humildad que buscaba el empate, se ha pasado al orgullo por el triunfo merecido. Los rojillos podemos mirar alto tras triunfar en el infierno bilbaíno. El cielo de la permanencia espera y lo más justo sería conseguirla. No obstante, esto es fútbol y no la corte de justicia. Disfrutemos de hoy pero trabajemos mañana por nuevas victorias con las que honrar a la afición. Por hoy, así siiiiiiiiií. Valar dohaeris.

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domingo, 9 de febrero de 2020

DESILUSIONADO OSASUNA - REAL MADRID 9-II-2020

Se podía. Al menos durante muchos minutos se vio posible un empate ante el siempre difícil Real Madrid. Osasuna cae derrotado en la vigesimotercera jornada de la liga Santander. El llenazo del Sádar -17.000 espectadores- no ha sido suficiente para doblegar a un equipo con el doble, triple o cuádruple presupuesto que el nuestro. Estadísticamente, la diferencia era apabullante antes del pitido inicial. Al final, esa diferencia de calidad económica ha cosechado sus frutos, si bien con premio excesivo: 1-4. No se ha visto mal fútbol en el césped teniendo en cuenta lo que era uno y otro conjunto. 

En el día de hoy, quien ha aguantado mejor se ha llevado el gato al agua porque, entre otras razones, la condición física ha jugado su papel se quiera o no. Esta circunstancia siempre permite tener más competitividad hasta el último suspiro de un partido. Hoy, así se ha visto.

Osasuna planteó un partido sin referencia arriba. No era mala estrategia jugar con falso delantero o nueve para no dar tantas opciones de contrataque a los merengues. Contención, prudencia y velocidad por las bandas eran las mejores posibilidades de los rojillos en este partido. Al final, no ha podido ser ya que el rival poseía recursos de sobra para improvisar en función del desarrollo del encuento.

Los osasunistas salieron bien de inicio y los primeros veinte minutos fueron suyos manejando la pelota sin ceder espacios al contrario. De este modo, se produjo el gol de Unai García -corría el minuto catorce- tras la botadura de un córner y adelantarse al defensor blanco para rematar al segundo palo. Un gol que condicionaba el juego del rival al tener que obligarle a un despliegue sobre el campo y permitir más espacios libres. Aun así, esta circunstancia no se produjo; los jugadores de Florentino Pérez eran muy maduros en situaciones adversas y no se pusieron excesivamente nerviosos como para cometer errores. Los blancos siguieron jugando a su manera hasta poder disponer de las ocasiones necesarias sin preocuparse tanto de mirar el reloj. Es un detalle de competitividad, todo hay que decirlo.

El gol rojillo daba confianza a la escuadra comandada por Yagoba Arrasate como para pensar las jugadas y llevar el ritmo deseado en el choque. Sin embargo, la lesión de Jon Moncayola trastocó algo los planes ya que obligó a un cambio en el centro del campo. Salió Fran Mérida quien,  junto a Darko Brasanac, no pudo contener el empuje de Isco Alarcón, quien hizo posible que los madridistas se hicieran dueños de la medular. Osasuna cedía metros y las llegadas al área de Sergio Herrera eran cada vez más frecuentes por parte de los de Chamartín. Producto del empuje fue el gol del empate en el minuto treinta y tres al quedar un balón dividido en el área navarra, que Isco remató llevando el balón al fondo de las mallas. Una pena porque hubiera sido importante irse al descanso ganando. Y como a perro flaco todo son pulgas, Sergio Ramos marcó el segundo de su equipo de cabeza tras recibir un balón aéreo cerca del marco osasunista. Se llegó así al descanso.

Osasuna tenía un partido muy cuesta arriba y más cuando en la reaunudación los hombres de Zidane salieron dispuestos a sentenciar dominando territorialmente. Presionaban, cortaban balones, salían con fuerza al contragolpe aunque no cosecharon ninguna clara durante casi toda la segunda parte. Así fue hasta los últimos diez minutos del partido, cuando se marcaron el tercero (obra de Lucas Vázquez) y el anecdótico cuarto (de Jovic). 

A Osasuna hay que reconocerle la garra y la voluntad mostradas para buscar las tablas; el míster Arrrasate lo intentó sacando la artillería pesada con Enric Gallego y Marc Cardona por Roberto Torres y José Arnáiz. Sin duda, los rojillos han hecho todo lo que estaba en su mano para superar la fortaleza blanca. No obstante, salvo una ocasión puntual de Rubén García, no se conoció ocasión alguna para superar a Thibaut Courtois. Mucha voluntad acompañada de la afición navarra, pero la fortuna no nos ha sonreído.

Un Madrid bien compacto en todas sus líneas, jugando como bloque, físicamente portentoso y haciendo valer la calidad individual de sus futbolistas marcaron la diferencia. Cierto es que el resultado fue a todas luces injusto porque Osasuna plantó cara y no se arredró ante el duro rival. La diferencia de tres goles fue un castigo inmerecido y más cuando la suerte no te acompaña; así le ocurrió a Íñigo Pérez  al estrellarse su tiro en el travesaño en el descuento. La nata habitual del equipo merengón permitió que el luminoso no reflejara la realidad del partido. El fútbol es así, guste o no.

Los rojillos entran en zona peligrosa con esta segunda derrota consecutiva. Los equipos de la zona caliente empiezan a sumar puntos mientras los nuestros los pierden. ¡Alerta roja! Pero que no cunda el pánico entre los jugadores. Siguiente partido contra el Bilbao, un equipo que siempre nos tiene ganas sin razón alguna.

Más que nunca los osasunistas deben mantenerse como un equipo unido, jugar como lo llevan haciendo pese a los resultados adversos. La afición no les olvida y brinda todo su apoyo como se ha  hecho al finalizar los noventa y tres minutos de partido. Fuerza, coraje, tesón, inteligencia, brío y fe, mucha FE, es lo que hace falta en momentos difíciles y desilusionantes. Ya lo decía San Ignacio de Loyola: "En tiempo de desolación nunca hacer mudanza" (EE, 318). Hay que mantenerse firmes y prestos en las convicciones más profundas para creer que se puede.

Osasuna es Navarra, ergo siempre para adelante; sin miedo, con valentía y confianza para lograr la deseada permanencia. Se ha jugado bien hasta estos momentos oscuros, pero no por ello hay que abandonar lo que ha funcionado correctamente. Son vaivenes que habrá que superar como sea, pero sin prescindir de lo mejor que tenemos. Esto es Osasuna y eso nunca va a morir. Hoy ha faltado más pegada para llegar a puerta. Veremos que ocurre de aquí en adelante pero por de pronto.....Así no. Valar morghulis.

Dedicado al simpático merengue J.S. ¡Fuerza y paciencia!

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domingo, 2 de febrero de 2020

DRAMÁTICO VILLARREAL - OSASUNA 2-II-2020

Drama el que se acerca para Osasuna tras caer en el Estadio de la Cerámica por 3-1 ante el Villarreal en la vigésimosegunda jornada de la liga Santander. No tanto por el partido en sí, sino por lo que significa de aquí a las próximas jornadas. Los tres puntos que han volado hoy muy difícilmente se podrán recuperar o arañar, cuando menos, la próxima jornada ante el siempre complicado Real Madrid. Por consiguiente, la posición de mitad de la tabla que hasta ahora se ha disfrutado puede volar y tener que mirar a cuanto se está del abismo. Y tampoco es que haya sido un desastre lo visto en el terreno de juego por parte osasunista.

El duelo de esta tarde era el primer partido sin el Chimy Ávila. Se le ha echado en falta aunque se pudo conseguir algo más de lo visto en el presente partido sin él.  La alineación de Yagoba Arrasate presentaba la novedad de Marc Cardona como hombre más adelantado junto a Rober Ibáñez de extremo e Íñigo Pérez en el medio campo. Con esta prueba se ha llegado a puerta, se han creado ocasiones pero no se han materializado en goles. No se ha jugado bien pero tampoco mal. A su vez, el Villarreal no ha pasado por encima a los rojillos pero irse al descanso con un gol le ha favorecido para que Osasuna se abriese más de la cuenta. 

Efectivamente, tras una primera mitad de tanteo mutuo, Paco Alcácer ha ganado la espalda a los defensas osasunistas saliendo desde su propio campo; se plantó en solitario ante Sergio Herrera para anotar. Hasta ese momento, hubo ocasiones relativamente peligrosas para ambos conjuntos. Empero, un tanto con doble error navarro (el citado error defensivo y la actuación dubitativa del cancerbero rojillo) ha echado por la borda un primer tiempo aceptable. Jarro de agua fría vivido pues el gol acontecía en el último suspiro del primer tiempo. Gol de los que duelen, y mucho.

No obstante, Aridane igualó las cosas en el cuarenta y siete con un soberbio cabezazo que perforó la red logrando el uno a uno. Las cosas regresaban al punto de inicio que querían los rojillos, pero poco duró la alegría en la casa del pobre. Para el cincuenta y tres Rubén Peña recibió un balón en el lado izquierdo del área y tras hacer una finta a su oponente disparó al segundo palo marcando el segundo de su equipo. Lo curioso del tanto fue que pasó entre una hilera de cuatro jugadores de Osasuna más nuestro portero sin que nadie se percatara de desviarlo. 

Ahí no terminó el revés ya que minutos después, Paco Alcácer volvió a ganar la espalda a los defensas rojillos para llegar sólo al área navarra (el VAR mostró que no existía fuera de juego). En esta ocasión, fue derribado por Aridane y nadie protestó por el claro penalti. Lanzó Santi Cazorla y dejó el marcador a gusto del público.

Lógicamente, el míster Arrasate hizo cambios. Sacó a las dos recientes incorporaciones: Enric Gallego y José Arnaiz. El primero estuvo desaparecido, mientras el segundo gozó de dos ocasiones para marcar en sendos disparos. También se reforzó el ataque rojillo con Adrián López pero eso no evitó la falta de acierto de cara a puerta. Se llegaba pero no culminaba y su oponente cerraba y contenía bien. Terminó el partido sin que Osasuna pudiese marcar algún tanto para maquillar la derrota. Una pena.

A nuestro entender la clave del partido de hoy ha sido la falta de competitividad. Ante un rival con jugadores de calidad, no se debe perder ni una sóla ocasión. Osasuna tuvo al menos tres para marcar cuando iba perdiendo. La escasez de capacidad goleadora era uno de los aspectos a mejorar en el mercado invernal, pero la idea se ha trastocado. La lesión del Chimy mas la de Toni Lato hace que el equipo navarro se las vea para marcar y ganar. Al menos, esa es la impresión que ha dejado en Castellón. Supo jugarle al rival pero no superarle en el luminoso.

Asimismo, el centro del campo rojillo sigue sin funcionar a todo gas. Ante la sanción de Darko Brasanac, se ha tirado de Íñigo Pérez en vez del veterano Fran Mérida, quien sigue acumulando minutos sin jugar a cada día que pasa por una razón u otra. Hoy Rubén García tampoco ha estado como en otros tiempos, pero cabe preguntarse si se debe a un bajón del jugador o a una mala conexión con los centrocampistas de su propio equipo. Medítese.

Hoy los errores defensivos nos han condenado (el primer y tercer gol), la media no contiene lo suficiente para facilitar la cosa a los delanteros y éstos no finalizan bien las llegadas con peligro al área contraria. Hemos perdido gol y la medular no gestiona bien la creación de juego. Muchos flecos que arreglar si se quiere sacar algo en claro para los próximos partidos. El calendario de la segunda vuelta es más complicado que en la primera. Osasuna cierra la jornada complicándose la clasificación en la antesala del durísimo partido frente al líder de la liga. Un Madrid cada vez más crecido.

Mucho se jugaba hoy y no se ha sacado rédito alguno de la visita a tierras castellonenses. Es lo que queda tras ver un partido igualado en muchos aspectos salvo uno: la competitividad. Ésta va a ser necesaria en partidos como el presente, donde no basta jugar medianamente bien para obtener algo en limpio. Deseando equivocarnos, nos tememos lo peor para la próxima jornada. Recemos para que San Fermín y todos los santos nos asistan. Un empate siempre será bienvenido. Por de pronto, así nooooo......Valar morghulis.

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