domingo, 16 de febrero de 2020

GLORIOSO BILBAO - OSASUNA 16-II-2020

San Fermín venció a San Mamés. Como debía ser. La vigesimocuarta jornada de la liga Santander concluye con una apoteósica victoria del C. A. Osasuna ante el Bilbao por 0-1. El triunfo supone resarcirse de la no victoria en el Sádar en la primera vuelta. Asimismo, los tres puntos sumados permiten mantener la distancia respecto a la zona caliente de la tabla. Esto último es algo sumamente importante dado que los tres colistas han sumado en el día presente, lo cual podía complicar sobremanera el panorama para los navarros. Se ha ganado con aguante, sufrimiento, tesón y suerte; no se ha jugado bien, pero tampoco mal del todo a la vista del cuadro previo al encuentro.

En efecto, Osasuna llegaba a Bilbao con más de un contratiempo. Las ausencias por lesión o convalecencia de José Arnáiz o Rubén García (añadiéndose a las bajas de Kike Barja y el Chimy Ávila) no auguraban un buen pronóstico para los rojillos en un escenario tremendamente complicado. El conjunto local nos tenía ganas y lo ha demostrado a lo largo del partido; ha dominado el juego y los espacios durante la mayor parte del tiempo hasta hacer pensar que los rojillos sucumbirían ante el vendaval de los leoninos. No ha sido así ya que, una vez más, se ha cumplido aquello de que no siempre el mejor gana. La superioridad rojiblanca no ha podido con el planteamiento férreo y serio de los navarros. Por otro lado, también se debe reconocer que la suerte nos ha acompañado para llevarnos los puntos a Pamplona.

De entrada, Yagoba Arrasate tiró de algunas novedades como Roncaglia, Enric Gallego, Íñigo Pérez y Adrián López. Salvo Pérez, el resto ha tenido una actuación discreta o mediocre. Especialmente, los delanteros han estado desaperecidos en la punta. Del lado bilbaíno, el equipo vizcaíno se hacía dueño y señor de todas las líneas salvo la portería de Herrera, verdadero baluarte que numantinamente ha aguantado la feroz embestida leonina. Lo más destacado del cuadro pamplonés -además del gol- fue un tiro a puerta que se fue a las nubes. Hay que ser honestos con las estadísticas (p. ej. ni un sólo córner para los nuestros) y en este sentido el Bilbao ha ganado la partida, pero no el partido. 

Paradójicamente, cuanto más oscuro estaba Osasuna, una jugada aislada en el minuto veintinueve de partido ha terminado en el gol de Oier. Botando una falta al lado izquierdo del área bilbaína, Unai García centró de cabeza la pelota al punto de penalti donde Brasanac lanzó un testarazo que despejó Unai Simón; el rechace cayó en el capi Oier quien mandó el esférico al fondo de las mallas. Giro de 180º en el marcador porque ni los más optimistas podían prever que Osasuna se pusiese por delante. 

El gol hizo que los bilbaínos aumentaran la velocidad de su juego pero también que les acompañaran las prisas, siempre malas consejeras. Se precipitaron en demasía mientras la zaga rojilla contenía bien las estiradas rojiblancas. Se llegó así al descanso, pero manteniendo los locales sus opciones en alto pues demostraron ser un equipo serio como para hacérselas pasar canutas a sus oponentes.

Así fue. El segundo tiempo fue un acoso y derribo -futbolísticamente hablando- contra Osasuna, pero éste supo mantener sus murallas intactas. Con todo, los leoninos pudieron empatar hasta en cuatro ocasiones pero los palos (dos veces) y Sergio Herrera (en otras dos) lo impidieron. De poco le sirvió a Gaizka Garitano sacar su artillería pesada con el veterano Adúriz. Del lado rojillo, salieron Roberto Torres, David García y Fran Mérida para frenar al rival. Ya en el último minuto San Fermín obró el milagro; salvó a los valerosos osasunistas del cabezazo de Adúriz al tocar el balón lo suficiente con su capotico como para estrellarlo en el palo. Sólo los navarros fueron capaces de ver la imagen de su venerado copatrono, mientras los vizcaínos lo achacaban a supuestas 'sorginak'. Así son las cosas, se quiera o no.

La conclusión del encuentro es nítida. Osasuna reconduce su trayectoria tras dos derrotas consecutivas, gana en moral pero supeditada a lo que haga dentro de siete días, se aleja de los puestos de descenso y mantiene distancia con los últimos de la tabla. Pero lo más importante es lo de hoy. El triunfo en Bilbao y contra el Bilbao supone restituir a los navarros con justicia lo que el contrincante se llevó del Sádar. Así es. Los osasunistas sabemos lo que significa ganar a tu más directo rival en su propio feudo. Hoy se ha ganado con justicia y suerte; frente a un equipo más hecho se ha sacado el partido a base de casta, sufrimiento, garra, fuerza y Fe. 

A cada minuto que pasaba, la victoria se esclarecía como sol irradiando sobre el amplio mar que baña la costa de la Bella Easo. De la humildad que buscaba el empate, se ha pasado al orgullo por el triunfo merecido. Los rojillos podemos mirar alto tras triunfar en el infierno bilbaíno. El cielo de la permanencia espera y lo más justo sería conseguirla. No obstante, esto es fútbol y no la corte de justicia. Disfrutemos de hoy pero trabajemos mañana por nuevas victorias con las que honrar a la afición. Por hoy, así siiiiiiiiií. Valar dohaeris.

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