martes, 29 de junio de 2021

PARTIDAZO CROACIA - ESPAÑA 28-VI-2021

Gran victoria de la selección española en los octavos de final de la Eurocopa 2020 ante Suiza en el Parken stadion de Copenhague. Un 3-5 a favor de los españoles certifica el pase a la siguiente ronda del campeonato en un partido de múltiples vaivenes, agónico, emocionante, tenso, incierto y muy prolongado. Hizo falta una prórroga para dilucidar el final del encuentro. Podía suceder lo mejor o lo peor en este duelo y han sucedido ambas cosas; si bien más de lo primero en favor de España. 

Muchas son las cosas, detalles y momentos que se deberían narrar pero daría para un monográfico a parte. Lo vivido hoy en tierras danesas es para relatarlo en las páginas de la épica española en esto del fútbol. El choque ha sido un placer para todo amante del balompié que no fuera con ninguno de los dos equipos. Se ha disfrutado de un gran partido de fútbol que honra al campeonato y que deja ansias de más partidos de este calibre. Un primor es lo que se ha vivido.

Arrancó el partido para los hispanos presentando novedades en el once inicial. Luis Enrique dio titularidad a Gayá, Eric García y Ferrán Torres en detrimento de Pau Torres, Jordi Alba y Gerard Moreno. Comenzó la Roja dominando y hasta dispuso de una buena y clarísima ocasión en la botas de Koke para anotar el primero. De nuevo la falta de acierto cara al gol lastró al combinado español; le cuesta al conjunto de Luis Enrique abrir la lata para desbloquear su juego y marcar el ritmo del partido. Tanto es así que minutos después sucedió el primer gol croata; perdón, español en propia puerta. Pedri retrasó el balón a Unai Simón quien inexplicablemente no lo controló con su pie derecho permitiendo que se le colara en su portería. 1-0 para los croatas, jarro de agua fría para los nuestros y un sinfín de dudas entre los aficionados españoles que no podían creer lo que sucedía. Un error monumental en una competición propia de un mundial o de Liga de campeones es inadmisible. Pero estas cosas pasan.

Sin embargo, quedaba mucho partido. España siguió intentándolo a pesar de la estirada de líneas del país balcánico, que se creía que podía hacerse con el resultado. Afortunadamente, Pablo Sarabia logró la igualada en el minuto treinta y ocho para permitir que La roja tuviera opciones de ganar en la segunda parte. Comenzada esta mitad, el gran navarro y campeón de Europa César Azpilicueta remató de cabeza un centro al área marcando un gran gol. 1-2 y España ponía el partido donde quería. 

Incidió más el buen juego español con el tanto de Ferrán Torres al ganarle posición y balón a un defensa croata para plantarse ante el portero contrincante y batirle por bajo. 1-3. Parecía que este gol daba la tranquilidad necesaria a España abriendo las puertas a la siguiente ronda. Nada de eso. El seleccionador de Croacia sacó toda su artillería pesada (hizo debutar al rojillo Ante Budimir) y lanzó en tromba a su equipo. Los croatas lo tenían todo perdido y no les quedaba otra que empujar denodadamente. Hallaron premio al empatar Orsic en el ochenta y cinco en una jugada dentro del área de Unai Simón; un tanto más al estilo de patio de colegio que trenzando pases y balones al hueco. 

El caso es que este tanto fue la clave del partido y del posterior sufrimiento español. Efectivamente, los croatas se lo creyeron, sabían que teniendo ya todo perdido solo quedaba ir a por todas. Continuaron acosando el área española sin que los cambios del técnico Luis Enrique (Olmo, Rodri, Pau Torres, Mikel Oyarzábal y Jordi Alba) lograran frenar las embestidas balcánicas. En esta tesitura llegó el empate por medio de Pasalic en tiempo de descuento al rematar un centro al punto de penalti, peinó el esférico para desviarlo al palo izquierdo de la portería. 3-3. Chasco, decepción, impotencia, ira, lamento, tristeza, incredulidad, etc. era lo que pasaba por no pocos españoles que veían naufragar a los suyos. Tras noventa minutos de desgaste físico y mental, el partido se prolongaría treinta más sin que se supiese cuál sería el estado de los nuestros.

Quedaba claro, por si a alguien se le había olvidado, que hasta que no se pita el final del partido nada hay decidido, claro y resuelto. Hoy Croacia lo ha demostrado. En competiciones de altísimo nivel estas cosas pueden pasar. Los detalles, los errores, los aciertos, la brega, la fe y la garra son elementos que pueden hacer inclinar la balanza en un sentido o en otro. La prórroga de estos octavos de final así lo ha demostrado.

El caso es que el tiempo extra fue rojo y no albirojo. España supo aprovechar las suyas, eso sí con una emoción no apta para cardíacos. Salió por España Fabián Ruiz para reforzar el medio campo y compensar la falta de fuerzas de algunos compañeros. Pudo marcar Croacia en una jugada que casi era gol. Un remate a bocajarro fue detenido por Unai Simón para posteriormente marcar Morata su gol reivindicando su calidad y talla. De villano a héroe pasó el vitoriano. Su error en el primer gol se transformó en la salvación para su equipo en el momento más difícil del partido. 

De haber marcado Croacia, difícilmente se hubiera podido anotar de nuevo. Los errores se pagan muy caros. El detalle del portero español ha posibilitado la victoria de la Roja en la prórroga. Tras Morata vino el gol de Mikel Oyarzábal que daba tranquilidad al marcador. 

Claro que, tras lo visto en los noventa minutos reglamentarios, quedaba la segunda aparte de la prórroga y nadie daba el partido por cerrado. Lógicamente, los croatas volvieron a insistir pero no dispusieron de ocasión manifiesta de gol; crearon peligro pero no tuvieron acierto. España supo mantener su ventaja hasta el pitido final que sonó como un gran alivio para la hinchada española del estadio y fuera de él. La alegría se cebó con los jugadores de la Roja que se acercaron a las gradas del estadio para agradecer a los españoles allí reunidos y agradecerles su apoyo. 

Lo vivido hoy en Dinamarca no ha sido exclusivo de españoles y croatas. Suizos y franceses han ofrecido un espectáculo semejante en Bucarest. Otro partidazo con alternancias en el marcador para deleite del aficionado futbolero. Comenzó ganando Suiza, remontó Francia en la segunda parte hasta ponerse 3-1 con soberbios goles de Benzemá y Pogba. Entre medio, los del país alpino gozaron de dos ocasiones para adelantarse de nuevo (entre ellas un penalti que erraron). Pero cuando todo parecía finiquitado, los helvéticos sorprendieron a los galos, ahora sí, con dos tantos que permitían prórroga. No hubo goles y se terminó en una tanda de penaltis donde todos marcaron menos Mbappé. Francia a casa y Suiza próximo rival de España. Duro rival y hueso donde los haya.

Así es la Eurocopa. Portugal, Países Bajos y Francia han quedado apeadas a pesar de la nómina de sus plantillas. Jugaron bien pero salieron trastabillados en su partido de octavos. Por contra, la muy cuestionada España sigue adelante. Tras un inicio dubitativo y poco claro, se marca un partido de gran nivel y pasito a pasito continúa viva. Las apuestas deben estar echando humo porque aquí no hay nada claro. No se puede declarar favorito a nadie porque cualquiera te puede ganar. 

La Roja ha sabido sobreponerse a dos duros reveses, lo cual le permite creer en sí misma y mostrar sus credenciales de equipo competitivo. Un partido de ocho goles es para tenerlo muy presente y enseñarlo en la escuelas de fútbol. Este es el nivel, el que debe primar en altas competiciones. Atrae a la afición, genera audiencia e ilusiona a todo el mundo. Bienvenido este tipo de espectáculo si va a compañado de la deportividad, el respeto y la concordia. Como dijo en su día el sabio de Hortaleza Luis Aragonés, el fútbol es así. Debe ser así. Para el próximo partido sólo hay una máxima: ¡Ganar, ganar, ganar y ganar! Por de pronto, así siiiiiiiií...Medítese todo con mucha, mucha fuerza. Valar dohaeris.

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