Arrancó la temporada 2025-26 para los rojjillos del C. A. Osasuna. Tras una pretemporada mediocre, los osasunistas inauguraban el curso deportivo contra el Real Madrid. No pudo ser. Derrota por 1-0 ante el coloso blanco en un partido que bien pudo terminar con un marcador más favorable para los navarros. Salieron los bravos jugadores de Alesio Lisci con intenciones de aguantar lo máximo posible frente a los Mbappé y compañía, este año dirigidos por Xabi Alonso. No empezó mal la cosa, pues tras un aburrido primer tiempo se llegaba al descanso con tablas en el marcador.
De momento, las cosas salían como estaban previstas pero quedaban un mundo de partido para conseguir un puntico como mínimo en la visita al Santiago Bernabéu. Osasuna cerraba bien espacios y Sergio Herrera despejaba balones a los disparos a los tres palos de los merengues. El guion se cumplía pero ¿se podía estar así más de noventa minutos? No se pudo; un Madrid a medio gas sólo podía ganar de la única manera posible. A balón parado.
Así fue como Mbappé desbordó a Juan Cruz dentro del área en el minuto cincuenta y uno; le ganó la posición a lo que el defensa rojillo respondió derribándole en una acción muy polémica que terminó en penalti. Cierto es que el jugador osasunista tocó la pierna derecha del delantero blanco, pero no es menos cierto que éste pisó la bota izquierda de su oponente y perdió el equilibrio. En cualquier caso, el colegiado pitó penalti y el VAR se lavó las manos en esta jugada (no fue la única).
Tiró el francés y anotó el resultado final del partido. Poco más hubo para ambos clubes. El Madrid buscaba el segundo tanto y sentenciar, mientras Osasuna se estiraba para llegar al marco de Courtois. Ni uno ni otro consiguieron más. Las cosas se quedaron tal y como se quedó en el cincuenta y uno de partido. Osasuna movía bien la pelota y se posicionaba bien en el terreno de juego; pero ante el Madrid en su campo se necesita algo más. Así es, ni un sólo córner y ningún tiro a puerta hubo por parte de los navarros en su estreno liguero.
Faltó más profundidad de la mitad del campo en adelante; Aimar Oroz debía haberse echado el equipo a sus espaldas, pero el entrenador no vio que era el más resuelto contra los merengues. Una conexión mayor del mediocampo con la delantera rojilla era más que necesaria; cuando menos para mover la pelota en campo contrario a la vista de la capacidad de recuperar balones del contrincante.
En otro orden de cosas, también es verdad que el cuadro arbitral fue muy casero a pesar de que el desarrollo del juego fue limpio entre ambas escuadras. ¿A santo de qué viene la expulsión a Abel Bretones a menos de un minuto del final? ¿Por qué no se consultó en el VAR la acción como tal? ¿Por qué no se visionó en los televisores de dentro y fuera del estadio la acción para mayor clarificación al respetable? ¿Ambos jugadores se encuentran buscando el balón, pero no se aprecia acción del jugador osasunista desentendiéndose de la pelea por el esférico? ¿Tiene el Madrid su propio Negreira?
La cosa es que Osasuna empieza mal la liga a expensas de lo que suceda en los dos próximos partidos. Efectivamente, perder contra el conjunto del "Ser superior" entra en los planes de cualquier equipo de la liga salvo los culés de Flick. El partido del martes no es de la liga de Osasuna, es harina de otro costal. Veremos cómo se ve a los rojillos ante el Valencia en su estreno en El Sádar próximamente.
Los de Lisci no jugaron del todo mal, pero se requiere algo más para sacar cosas más positivas. Que Budimir estuviera ausente es todo un síntoma de que hay que jugar también arriba y que Sergio Herrera no tenga que intervenir tanto. Hay tiempo, pero conviene afinar cuanto antes. No hay que ser derrotistas pero tampoco ilusos. No hay que dejar para mañana lo que se pueda hacer hoy. La afición rojilla espera a sus jugadores para el domingo a las 17h (¡Qué gran hora para ver fútbol en agosto!); hay que congraciarse con la afición tras la inicial derrota y una pretemporada con dudas. Es la ocasión y allí estaremos. Por de pronto así noooooooooooooo. Medítese todo con mucha, mucha fuerza. Valar morghulis.
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